2 de mayo de 2012

Macho que respeta.



Que complicado este asunto de las relaciones de pareja. Que jodido, que cansado y que difícil; pero que lindo…

Primero que nada, quisiera dejar en claro que soy un animal, una bestia incapaz de aplicar sus conocimientos a su propia vida, básicamente me la pelo constantemente y cuando lo hago paso llorando como un bebé. Sin embargo, creo que he alcanzado un punto de entendimiento bastante válido, y en un arrebato de lucidez, me sentí obligado a rajarme con esta hablada.

Hay factores a considerar en las relaciones actuales. Cosas que se deben en algunos casos aceptar y en otros repudiar. Lo importante es tener los pies sobre la tierra, abrir los ojos y darnos cuenta de que la cosa no es jugando.

Todo el mundo pelea, y si alguien no lo hace es simplemente porque no le importan las cosas. Es un hecho, y está escrito que cuando dos o más personas se juntan por “amor” van a pelear. Unas más, las otras menos, pero van a pelear. La clave está en resistir hasta donde se pueda. Dicho fácilmente: hay cosas que se hablan y se perdonan, hay otras más graves que algunas personas pueden perdonar pero otras no.

Estar en una relación es como dos personas jalando un mecate de lado a lado de un charco: o te sueltan el mecate y te caes de culo o te jalan muy duro y terminas embarrado y humillado en el barreal. Lo ideal sería ceder cuerda pero también jalarla cuando sea necesario. Lograr esto sin que ninguno de los dos se caiga, eso es lo difícil, ahí está la ciencia: la búsqueda de la estabilidad, del equilibrio. El cochino orgullo, el egocentrismo, los celos, el rencor y la resistencia al cambio son generalmente las causas por las que no podemos encontrar el balance. Es cierto que no es bonito estarse enojando a cada rato, pero el punto es tratar de poner de nuestra parte, para poco a poco ir disminuyendo los motivos de conflicto y encontrar soluciones.

En lo personal no conozco muchas parejas estables, creo que están en extinción, debe ser por la tendencia indiscriminada del ser humano a jalarle el rabo a la ternera. Tenemos un comportamiento autodestructivo tan grande que pensamos que el agua nunca se va a acabar, que los arboles se siembran solos y que las terneras siempre van a aguantar que les estemos jalando el rabo. Eventualmente nos quedaremos sin agua, sin oxigeno y con el rabo de la ternera en la mano.

Con el pasar de los años, se ha formado un enredo terrible en el pensamiento de la gente, particularmente en los jóvenes. La influencia de la educación conservadora recibida en casa por parte de nuestros padres, combinada con la ideología religiosa a la que pertenezcamos y agregando las nuevas tendencias de “mente abierta”, han causado una orgía de corrientes de pensamiento, en donde las ideas se contradicen pero amalgaman a la vez, dando origen a algo, que si se fuera tangible, se parecería a una melcocha de todos colores pero que sabe a mierda. Con estas contradicciones hemos tenido que aprender a vivir, o más bien: a sobrevivir.

Tanto enredo ha desembocado en que ya nadie aguante nada. La tolerancia, la paciencia, el respeto mutuo, son básicos en la teoría pero casi nadie los practica. Algunos dan pero no todos reciben. No los tenemos siempre presentes para con nuestra pareja, pero si no los recibimos de ella, los exigimos y nos enojamos.

Para muestra un botón, ojo el enredo: En estos días la virginidad no vale un cinco, lo que quiere decir que el sexo premarital ya no se ve mal (mente abierta). Sin embargo, esto se presta para que tachen a las mujeres de zorras y pecadoras, (mentalidad conservadora [lo cual resulta muy conveniente para nosotros pero al final muy injusto para ellas]). En fin, aquí viene lo difícil: si mi novia me lo presta, todo está bien y la amo; pero si terminamos y me doy cuenta de que otro se la coge entonces es una zorra. Me emputo, le reclamo (sin derecho alguno porque ya no es mi novia [y muy probablemente haya sido yo quien se cago en todo]), la insulto, le saco unos trapos sucios y para colmo dependiendo del ofusque le podría tirar: “ese tipo es un don nadie, pero sabe que: el mae no tiene la culpa, usted es la que se le puso”. QUE CASCARA!!! ¿En qué quedamos entonces? ¿Así o mas imbécil? Claro está que el instinto territorial y dominante de los machos salvajes en la naturaleza está notoriamente también presente en el hombre.

Habiendo dicho esto, se me ocurren una serie de factores que todos deberíamos tomar en cuenta para por lo menos tratar de minimizar la estupidez y disminuir un toque la carebarrada. Cosas que bien manejadas nos podrían ayudar a ser un poquito mejores tanto como hombres y como novios, aquí están:

  • La inmadurez. Si usted es hombre y tiene entre 0 y 40 anos, me puede decir misa y recitarme el credo, pero con todo respeto estoy casi seguro de que al igual que yo, usted es un imbécil. Así que hay que aprender a vivir con esto, y lo único que se me ocurre es tratar en la medida de lo posible de no repetir conductas que introspectivamente consideremos como güiladas.


  • El machismo. Todo hombre es en mayor o en menor grado machista, a veces no es tan notorio pero es algo que se trae y que se ve reforzado durante el desarrollo infantil. Si usted se cree muy educado/moderno perdón por ahuevarlo, pero eso refuerza su idiotez, usted también es hombre asi que deje de hablar paja. Lo que queda es tratar de ser lo menos “macho” en las cosas que por equidad, justicia y respeto nos corresponde hacer tanto a hombres como a mujeres.


  • La confianza. Muchísima gente es desconfiada y andan “ojo al cristo” pensando nada mas en cuando van a recibir la puñalada, o peor aun en darla primero para llevar la delantera y quedar tablas por si nos la aplican. Incluso, hay gente que espera, pero que tiene todo un un plan de reacción para contraatacar después de la herida, por ejemplo, tienen a alguien ahí listo para restregárselo al otro en la cara mientras piensan: “vea yo también puedo”.  ¿Así o más feo? Con ser precavido basta, de por si uno siempre masomenos sabe con quién se está metiendo. Asi que si de entrada la persona no le inspira confianza, entonces no sea tan caballo.


  • Las mentiras. ¿Para qué mentir? El 99% de la gente que miente se termina pelando el culo. Unos porque olvidan lo que inventaron y los otros porque alguien los echa al agua con o sin culpa… Mejor decir la verdad, y a lo hecho pecho. Aunque, confieso ser fan de las mentirillas blancas y en ocasiones de las piadosas, creo que hay cosas que no son graves y que al final se pueden maquillar para evitar disgustos innecesarios, pero las cosas serias no se ocultan, esas hay que soltarlas.


  • La infidelidad. Que tema más difícil. Está claro que el traicionar a la pareja es malo, y no se debe hacer. En ocasiones y dependiendo de la situación puede llegar a ser un poco entendible, no aceptable pero entendible. La realidad es que la mayoría de las veces es simplemente un puro descaro sin justificación. La infidelidad es algo que evoluciona y crece con nosotros. Al principio es más que nada estupidez juvenil, las hormonas no son justificante porque desde como los cinco años ya sabemos diferenciar entre lo bueno y lo malo, pero alguito se salva uno por chamaco tarado. Conforme pasa el tiempo y ya mas viejitos, entran a escena el descaro, el despecho y la venganza, ahora si nos llevo puta. Ya las chanchadas son generalmente pensadas y hasta planeadas, si se da el caso y no fueron calculadas, estuvo igual de mal, usted ya sabe y mucho mejor que antes que está haciendo algo malo.


  • Los reclamos. Si algo no me gusta le reclamo y me dice “si no le gusta pues salado”, si le explico porque no me gusta dice que “sorry pero usted es un ridículo, usted no me manda, yo me mando sola y hago lo que me da la gana”. Entonces la mando a freír churros y me devuelve la cortesía, nos tiramos el teléfono (el que lo tira primero gana), al que se lo tiraron primero llama de vuelta para también colgar duro y asi no darse por menos. Que cosa, parecen broncas de colegio pero, aunque usted no lo crea, no hay edad para ser inmaduro ni mucho menos ridículo. Por experiencia propia creo que una cabeza caliente y los sentimientos a flor de piel no son buenos consejeros en una discusión.


  • La comunicación. Algo rescatable dentro del desorden actual es tal vez, la comunicación. El expresar nuestros sentimientos, ideas y opiniones resulta ahora más fácil. Actualmente hablamos de temas incómodos con más soltura, con menos vergüenza. El único problema radica en que, el hecho de comunicarse abiertamente y sin tapujos, no garantiza que la gente vaya a aceptar su opinión, ni mucho menos que la bronca se vaya a arreglar. Al final, puede que quedemos igual o peor de jodidos que antes. Este es el peor de los casos, pero es una posibilidad. Sin embargo no hay que perder el impulso, si quiere decir algo dígalo, pero dígalo bien. Hay que aprender a comunicar las cosas, no es jodiendo, es en serio. Una idea mal expresada lo puede hundir en las más oscuras profundidades, créame porque me ha pasado y de fijo a usted también. 


Voy a jugar de vivo más de la cuenta con el tema de la comunicación. Lo hago porque me parece que es uno de los pilares sobre los que se construye una relación. Después del amor, puede que sea lo más importante.

Recordemos que para hablar (así como para pelear) se necesitan dos. La comunicación se compone de 3 elementos básicos: el emisor, el canal y el receptor. Usted como emisor tiene que saber cuál es el mensaje que quiere entregar, que quiere que el receptor entienda. Para esto tiene que escoger las palabras correctas, palabras que expresen su sentir de la manera más concisa posible: algo poco rebuscado y preciso. Obviamente de una manera decente y evitando el conflicto. Segundo, debe elegir el medio de comunicación (canal) que le parezca más adecuado de acuerdo con la personalidad del receptor. Hacer esta elección no debería ser tan difícil, simplemente piense objetivamente y hágase las siguientes preguntas: “¿Que tan importante es este mensaje?”, “¿Como preferiría que me dijeran esto a mi?” y “Con lo que llevo de conocer a esta persona, ¿Como le gustaría que le dijeran esto?”. De esta manera podemos comparar y determinar el método ideal. Así de fácil es. Creo que le llaman sentido común. No se trata de decir las cosas como me da la gana, sino de razonar un poquito, ser decente y tener objetividad.

El problema fundamental del ser humano, ya sea en su vida cotidiana como en el amor, es que muchos somos cerrados como un bombillo, y el que se resiste a escuchar, el que no afloja ni un poquito el mecate, es simplemente un estúpido. Quien que se enamore en estos días tiene que venir vacunado contra este mal de estupidez colectiva, del que muchos lamentablemente ya nos contagiamos. No juegue de vivo y acepte que usted también comete errores, y que la mayoría de las peleas comienzan por cosas insignificantes. Es el viejo y muy conocido efecto de la bola de nieve, empieza con una bolita pequeña que al final se vuelve gigante y puede destrozar todo a su paso.

Cuesta bastante estar del todo bien. Si es muy romántica la relación, la gente se harta de tanta pega. Por otra parte, si hay mucha pelea pues también cualquiera termina cansándose. Repito: que jodido, que cansado y que difícil. Tan lindo que es enamorarse pero como cuesta que ambas partes sean igual de comprensivas. Mas difícil aun, que los dos se quieran parejo (prácticamente eso solo se ve en las fabulas viejas de Disney o en una que otra novela de las que dan después de almuerzo). Es bien sabido que siempre hay uno que quiere más que el otro, pero es obvio que si la diferencia es abismal no hay que, o ser tan rata, o ser tan bruto.

Usted que me está poniendo atención, póngase serio y con la mano en el corazón piense si en realidad se ha enamorado. Cuando digo “en realidad” quiero decir básicamente: ¿Ha sentido al comenzar una felicidad absoluta y después al terminar un dolor insoportable que le seca los ojos y le roba el sueño? Fácil de responder y mucho más fácil aun de recordar; un amor bien pegado acuesta hasta al más cabrón, lo amansa mientras dura y lo fulmina cuando termina.

Hablando mas francamente, al final del día, importan mas estos factores que todo lo bueno que pueda ser usted. Por eso pele el ojo. Yo lo comparo con una sábana blanca en la que cualquier mancha, por más pequeña que sea, es muy notoria y dependiendo de su tamaño e intensidad, puede llegar a arruinar toda la sabana, (el resto de la sabana sigue siendo blanca como una paloma, pero igual va para la basura porque: “que mancha mas fea, y lo peor es que no sale…”). En buen cristiano, lo que quiero decir es que usted puede ser un ejemplo de hombre, pero basta una buena metida de pata para que todo lo bueno se vaya a la mierda.

Además, póngase a pensar de quien se acuerda más usted, de una ex que era toda linda y buena o de otra que lo dejo comiendo materia fecal. Creo que la respuesta es obvia: es más fácil y frecuente acordarse de lo malo que de lo bueno. Lo bueno se recuerda con nostalgia y después de un par de suspiros todo vuelve a la normalidad, pero lo malo… lo malo se recuerda con pasión y furia, y hasta puede pasar uno puteado todo el día por una mala memoria. Por eso hay que tratar de cagarla lo menos y lo mas insignificantemente posible.

De todo esto rescato unos simples consejos que pueden ser la clave para el éxito de una relación. Puestos en práctica lo único que necesitaríamos es amor mutuo, todo lo demás vendrá con el tiempo y le aseguro que serán más cosas buenas que malas.

Consejos para un macho que respeta:

1. Piense que quiere decir y si no sabe como decirlo… pues no lo diga.

2. Si sabe decirlo, pero también sabe que va a causar un problema, allá usted.

3. Si está enojado es mejor no hablar.

4. Si va a hablar enojado, revise los consejos número 1 y 2.

5. Sacar trapos sucios, es usar un arma de doble filo, con la cual el que generalmente se hiere peor es usted.

6. Si perdonó, no reclame más.

7. Si reclama por algo viejo que sea solo porque se está repitiendo. Lo pasado enterrado.

8. Siente celos, y son fundamentados? Si lo son expréselos y refiérase al consejo numero uno. Si no son fundamentados, refiérase al consejo numero tres.

9. Si quiere dar vuelta, sea hombre y termine a su pareja.

10. No mienta.

11. Si va a mentir, acuérdese de todo lo que dijo por el resto de su vida. También, refiérase al consejo numero uno y reemplace las últimas dos palabras por: “mienta”.

12. Si está enojado y va a decir o hacer algo parecido a lo dijo o hizo su sobrinito que está en primer grado. Vaya a la fuente de la hispanidad y ya sabe que hacer.

13. Si no confía en alguien, deje de gastar el tiempo de los dos. Eso sí, recuerde: La confianza y los celos son diferentes, no se confunda.

14. Si usted no tiene plata (cuando digo plata, quiero decir un montón), y no quiere que su mujer trabaje. Refiérase a la segunda oración del consejo número doce.

15. No sea necio. Las mujeres sí piensan lo que van a decir, y si una le repite lo mismo más de tres veces, es porque es cierto. Deje la majadería, haga un huequito se entierra y salga solo cuando esté preparado para dejar de joder.


Ahí si les sirvió pues que dicha, ojalá y por lo menos los ponga a reflexionar un poco.  Y muy importante, aunque digan que echando a perder se aprende, el toque es tratar de dejar las cosas bien aunque eventualmente vayan a terminar, vale la pena tratar de salir por la puerta delantera y con la frente en alto.